Entrevista con la Diosa Dragón - Parte 14: El Mensaje de Humenalia

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Con la Biblioteca Perdida residiendo ahora dentro del escondite de Draxenath, teníamos inimaginable cantidad de conocimiento a nuestra disposición. La Diosa entró a la biblioteca y fue directo hacia el autómata detrás del escritorio y procedió a examinarlo. - Las placas de circuitos magitrónicos están intactas,  - dijo. - el único daño que tienen es que las fibras de interconexiones han sido cortadas, es fácil repararlas.

Tomó una extraña herramienta de una caja de herramientas debajo del escritorio y procedió a unir de nuevo las tripas del autómata. Una vez que terminó, el autómata se iluminó y empezó a hacer ruido, después lentamente se puso de pie y nos dirigió la palabra. - Bienvenidos visitantes, soy el bibliotecario, ¿en qué les puedo ayudar?- dijo con su voz antinatural. Nos miró por un momento, luego reaccionó de manera errática al ver a Draxenath. - ¿En qué...? Por favor espere... ¿En qué le pue...? Por favor espere... ¿En...? Por... invalidando el programa principal. Se requiere confirmar su identidad, por favor no se mueva mientras se realiza un escaneo biométrico.

El autómata puso sus ojos en el rostro de la Diosa por un momento. - Identidad confirmada. - dijo el autómata. - Señora Draxenath, bienvenida de vuelta a la Biblioteca Central de Curiosity. Han pasado 445,327 días desde su última visita. Tengo un vídeo mensaje para usted de nuestra administradora, grabado hace 438,627 días. ¿Desea que se lo muestre?

La Diosa asintió. - Por favor muéstralo en la pantalla de tu escritorio. - dijo ella, y la imagen en la tableta grande del escritorio cambió. Se veía muy real, el rostro de Humenalia, tan real que sentí que casi podía tocarla. Estaba triste, sus ojos rojos, probablemente de derramar demasiadas lágrimas.

- ¡Draxenath! - dijo Humenalia. - Sé que regresarás un día, pero no sé qué será de mí para ese entonces. Tengo un dolor tan grande en mi pecho... apenas tuve el tiempo de llorar por la muerte de Sari a manos de Merealla, y ahora Athaldar está muerto a manos de su propio padre... primero mi nieta, ahora mi hijo... ambos asesinados por aquellos de su misma sangre... asesinados por aquellos demasiado egoístas y envidiosos para entender lo importante que era su trabajo...

- Siempre te he admirado, igual que lo han hecho muchos de los humanos. Los otros dioses odian a los humanos, pero tú no, porque entiendes que los humanos son una raza maldita. Entiendes que los humanos carecen de muchas cosas y han sido mal aconsejados. Los humanos no tienen magia propia, ni pelaje que proteja contra el frío, ni colmillos largos, ni branquias, ni aletas, ni garras, ni alas, y se han acostumbrado a sentirse con el derecho de tomar cosas de los demás por la fuerza. Así es como Amaxis les ha enseñado.

- Tú lo entendiste, y en el principio, diste un paso al frente y defendiste a los humanos de las agresiones de las otras razas. Tu bondad hacia nosotros encendió una llama en mi hijo Athaldar. Él siempre pensó que las enseñanzas de su padre no estaban del todo correctas, y lo mismo pensé yo, pero no me atreví a ir contra la voluntad de Amaxis. Siempre te admiré por defender tu posición contra Amaxis, y aun así seguir viendo a los humanos como si fueran tu propia gente para protegerlos y apoyarlos.

- Tú amabas a mi hijo, se apoyaron uno al otro en sus objetivos comunes e hicieron muchas cosas que yo nunca me atreví a hacer. Trabajaron para eliminar el odio entre las razas, para construir una historia común desde cero para todas las razas juntas. Le dieron esperanza a aquellos que pensaban que nada iba a cambiar nunca. Desafortunadamente, las cosas salieron mal porque ninguna raza estaba lista para dejar su odio atrás. Mi nieto... tu hijo fue traicionado y asesinado por aquellos de quienes menos sospechábamos, por los más queridos y más cercanos.

- Tu mundo se derrumbó, hablaste de suicidarte, y después te fuiste. Pero eres fuerte, tengo fé en que regresarás un día. Mi mundo se está derrumbando ahora mientras grabo este mensaje. Como ya no estabas al lado de mi hijo, reuní mi valor para apoyarlo, para hacerle frente a Amaxis, me sentí bien, me sentí fuerte y empoderada, pero las cosas no salieron como esperaba. ¡Mi hijo acaba de ser asesinado por mi esposo, el que pensé que nunca sería capaz de ello!

- Soy una debilucha y siento que no hay esperanzas. Pero tú eres mucho más fuerte que yo, sé que solamente estás tomando un descanso de todo esto, que regresarás con fuerza renovada y le pondrás fin a este interminable ciclo de odio y miseria. Por favor, te lo suplico como una madre que también perdió a su hijo más querido. No dejes que la muerte de nuestros hijos sea en vano.

- Y gracias por todo lo que has hecho por mí, por los humanos, y por todas las demás razas, aun cuando hay tantos que no lo aprecien, así es el día a día de una madre y diosa, supongo. Pero a la larga, después de que las cosas se asientan, finalmente vemos el fruto de nuestros esfuerzos.

Terminó el mensaje. Draxenath caminó hacia una pared y recargó su frente en ella mientras respiraba profundamente, después habló. - Bibliotecario, marca en azul la ubicación de los siguientes libros: Historia del Conflicto Divino, volúmenes 1 al 10 por Humenalia y Draxenath. Historia de los Mortales, volúmenes 1 al 24 por Humenalia y Draxenath. También marca en rojo la ubicación de Diario de Magitrónica de La Prensa Mágica, todas las publicaciones.

Me miró con bondad y dijo: - La entrevista tendrá que terminar ya, hay deberes que necesito atender, muchos planes qué hacer, el mundo no está listo para mi regreso, así como no lo estaba cuando lo quise liberar hace un milenio, así que necesito hacer mi plan para prepararlos. Te puedes quedar todo el tiempo que quieras, solicité una lista de libros que se marcaran en azul para que los leas. Habrá un autómata cocinando en horarios regulares, y una habitación para que duermas.

Mi vida cambió por completo con eso.

-- El Gran Final será la Parte 15, espérenla --

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