Entrevista con la Diosa Dragón - Parte 13: La Biblioteca Perdida

Regresar al Indice de la Entrevista
Anterior - Parte 12: El Lamento del Avatar

Una vez que terminamos de comer, Wallanime se recostó en el suelo y giró boca abajo. Su ropa se disolvió, le empezó a crecer pelaje blanco y gris por todo su cuerpo mientras aumentaba de tamaño y adquiría forma canina. Su nariz y mandíbulas se elongaron, convirtiéndose en un hocico lleno de dientes largos y afilados. Sus orejas crecieron y se volvieron puntiagudas mientras su cabello se convertía en una melena azulada oscura. Sus ojos color ámbar se tornaron blanquiazules. En cuestión de unos segundos, había tomado la forma de un Inujin tan grande como un caballo.

Olfateó el suelo, buscando el rastro de La Diosa, entonces se paró erguida en sus patas traseras y me hizo una señal para que la siguiera. Saltó en sus cuatro y siguió la esencia como si persiguiera una presa. Traté de seguirle el paso, ¡fue agotador! Se detenía cada cierto tiempo para permitirme que la alcanzara, para escaparse de nuevo cuando me encontraba a escasos pasos de ella. Pronto llegamos a un enorme cráter en el centro de las ruinas. Mi amiga canina estaba meneando la cola y jadeando felizmente con la lengua de fuera mientras me esperaba.

- Vino al sitio de la batalla, justo como lo pensé. - dijo el Avatar. - Se pondrá peligroso a partir de aquí, sígueme y sé tan silencioso como puedas. - Se encogió al tamaño de un perro pequeño y se arrastró sigilosamente, acercándose al centro del cráter, usando los escombros como cobertura. La seguí lo mejor que pude. Nos topamos con numerosas piezas de tecnología interesantes, y ella explicaba un poco de lo que eran. Todo me parecía tecno-balbuceo sin sentido, y no tenía tiempo de tomar notas detalladas que pudiera estudiar después, la única palabra que memoricé fue "Magitrónica", la manipulación mágica de "electrones", que son un tipo de granos de polvo increiblemente finos que transportan la electricidad.

Wallanime detuvo su avance. Noté que estaba agitada y temblando. - No te muevas, no mires, tan solo escucha con cuidado. - dijo. Por un momento, todo lo que podía escuchar era sus jadeos, pero luego cerró el hocico y permaneció en silencio, y pude escuchar pasos, se estaban acercando. En algún momento, los pasos se detuvieron, y pude escuchar una voz clara parecida a la de un humano pero inusualmente antinatural. "Intruso detectado. Por favor suelte sus armas y propiedades robadas y retírese en paz inmediatamente. El incumplimiento resultará en enfrentamiento hostil."

El Avatar aumentó de tamaño de nuevo, me cargó y me puso en su espalda. - ¡Sujétate fuerte, tenemos que correr! - dijo mientras corrió a toda velocidad. Miré detrás de nosotros y pude ver uno de esos constructos humanoides, revestido de una singular armadura luminosa y blandiendo una espada con la hoja hecha de luz. Apuntó hacia nosotros con lo que se parecía vagamente a un arma de fuego y disparó saetas de luz en nuestra dirección. - ¡Pensé que nos atacaría solamente si no cooperábamos! - comenté. - Estos autómatas guardianes toman las cosas literalmente, así que "retírense inmediatamente" significa "desaparezcan en este mismo instante". ¡Sus directivas de comportamiento no fueron revisadas adecuadamente!

El autómata nos perseguía, y más de ellos se unieron a la persecución cuando los encontramos. Wallanime siguió esquivando las saetas de luz, pero no pudo reaccionar a una de ellas y me dio en el brazo izquierdo. ¡Me quemó! No pude seguirme sujetando a ella y caí. Me di un golpe contra el piso y rodé hasta que una pared me detuvo. Estaba muy golpeado de la caída. Podía oler la carne chamuscada de mi brazo. Me zumbaban los oídos, mi vista estaba borrosa. Vi una figura humanoide acercándose, apuntaba su espada magitrónica hacia mí.

Pensé que era mi fin, pero entonces una figura negra saltó repentinamente sobre el autómata y lo pisoteó. Un par de alas negras se extendieron y una cola avanicó, golpeando a otro autómata. Una dozena más de ellos se acercaron, saetas de luz volaron hacia la figura negra. Un aura dorada estalló de la figura negra, disolviendo las saetas, y súbitamente pude ver escamas y plumas doradas, ¡era un dragón! Me levantó y me sujetó en un abrazo que alivió mi dolor. Se tornó negro de nuevo. Volamos alrededor, evadiendo las saetas de las pistolas. El dragón estaba blandiendo una espada magitrónica con su pata delantera derecha. Desvió con ésta las saetas y cortó a los autómatas en dos mientras volamos junto a ellos, destruyéndolos junto con sus armas.

El dragón me miró con preocupación y decidió aterrizar. La hoja de la espada magitrónica se desvaneció hasta desaparecer por completo, dejando solamente la empuñadura hecha de materiales extraños. El aura dorada del dragón regresó, y mi brazo sanó muy rápidamente mientras me abrazaba. Cerré los ojos. Pude sentir que el dragón se encogía, abrí los ojos y era Wallanime en su forma humana, estaba temblando. - ¡Pensé que moriríamos! Esos autómatas no usaban armamento ordinario! - Me mostró la empuñadura magitrónica. Vi que había una inscripción, mis ojos tardaron unos segundos en ajustarse y leerla: "Athaldar, que esta espada te ayude a ponerle fin al pasado y construir un mejor futuro. Con amor de tu madre." ¡Era la espada mata-dioses creada por Humenalia y usada por Athaldar en su última pelea!

Estaba muy agitada. - Mi Señora me pidió que te protegiera mientras no estaba. Pensé que le iba a fallar de nuevo. Estás vivo, ¿no es así? ¿Aún estás lastimado? ¡Uf! ¡En qué lío nos he metido a los dos! - estaba mirando alrededor nerviosamente y se sobresaltaba ante cualquier ruido menor. - ¡Estoy bien, viviré! ¿Tú estás bien? - Le pregunté. Empezó a respirar más profundamente , su aura dorada lentamente se desvanecía mientras se calmaba. Cayó sentada en el suelo. - Han pasado unos mil años desde la última vez que peleé, me he estado escondiendo y eludiendo los conflictos desde la destrucción de Curiosity. No me sentía confiada de mis habilidades de pelea... sigamos buscando a Mi Señora.

La seguí al centro del cráter, esta vez no fuimos atacados. Encontramos muchos cadáveres de saqueadores mientras nos acercábamos. Llegamos hasta un par de puertas grandes que llevaban hasta una pequeña habitación con un precipicio, no había suelo, solamente paredes. Era profundo y había un cable largo de material singular que llegaba hasta el fondo. El Avatar me abrazó, unas alas de plumaje negro salieron de su espalda mientras saltó hacia el precipicio. Planeamos hasta llegar al fondo, había una abertura en la pared.

A unos pasos adelante de nosotros se encontraba Draxenath, y frente a ella unas puertas dobles. Un retrato colgaba de la pared sobre las puertas, el cual era de una dama muy distinguida de cabello castaño cobrizo y ojos cafés. Todo lo que vestía era inusual. Su vestido estaba hecho de materiales brillantes y coloridos y lleno de luces brillantes. Sus guantes eran singulares, emitían luz de las puntas de los dedos, el de la mano izquierda tenía cordones que iban desde la punta de los dedos hasta una tableta luminosa con pequeños bultos llenos de lo que parecían ser letras, mientras que el guante derecho tenía los mismos cordones que llegaban hasta una pulsera con inscripciones luminosas. Su monóculo tampoco era ordinario, parecía tener una inscripción luminosa. La placa del nombre del retrato decía "Humenalia, Diosa de la Ciencia y la Magitrónica".

Draxenath nos miró y sonrió, entonces caminó hacia Wallanime y la abrazó. - Vi la pelea, y estoy orgullosa de ti. ¡Bienvenida de vuelta, Avatar! - Wallanime hundió su cabeza en el pecho de La Diosa y la abrazó. Permanecieron en silencio por un momento. Cuando se separaron del abrazo, Draxenath nos mostró una jarra sellada con un corazón en su interior. Wallanime estaba a punto de hablar, pero La Diosa la interrumpió. - No te culpes por los fracasos que ocurrieron porque te abandoné, éste es mi culpa. Y las malas acciones de tu hija no son tuyas, ¡son de ella!

Draxenath guardó la jarra en uno de sus bolsillos. - El lugar se ve limpio y ordenado, ¡podría estar intacto si tenemos suficiente suerte! - dijo mientras abría las puertas debajo del retrato. Detrás de las puertas había una habitación muy oscura. Jaló una palanca de la pared y la habitación se iluminó con luces eléctricas. La habitación era una biblioteca enorme, había altísimos libreros más allá de lo que mi vista alcanzaba a ver. Había un autómata sentado detrás de un escritorio, no funcionaba.

En el escritorio estaba una gran tableta, unas tabletas más pequeñas, y un par de guantes como los del retrato. La Diosa se puso los guantes y tocó la tableta más grande. Se iluminó y mostró texto. Draxenath dibujó algunos ademanes en la pantalla y asintió por algunos minutos. - ¡Los libros magitrónicos son legibles, no se perdieron, y el indexado de libros físicos y la base de datos están operacionales! - dijo. - Esta biblioteca está llena de libros de ciencia y tecnología avanzadas que el resto del mundo nunca ha visto. Amaxis probablemente dejó este lugar intacto en caso de que lo necesitara y activó los drones de defensa para evitar que alguien más tuviera acceso. Si se ente4ra que estuvimos aquí, destruirá todo el lugar.

Hubo un silencio incómodo por un minuto, entonces Draxenath asintió unas cuantas veces. - Vamos afuera, ¡apresúrense! - dijo. Una vez afuera y lejos del cráter, La Diosa cerró sus ojos y se concentró por unos minutos. Entonces escuchamos un fuerte estruendo que provenía del cráter. ¡La tierra se estaba hundiendo! Una vez que todo se calmó, Draxenath abrió un portal y nos invitó a entrar. Estábamos de vuelta en su escondite, pero había algo nuevo, noté las puertas dobles con el retrato de Humenalia. ¡La biblioteca estaba ahí!

- Ahora la biblioteca está segura y fuera del alcance de Amaxis. No tendremos que preocuparnos de eso por el momento. - Dijo Draxenath con un sonrisa de satiscacción.

Siguiente - Parte 14: El Mensaje de Humenalia
Regresar al Indice de la Entrevista

Comentarios