Entrevista con la Diosa Dragón - Parte 10: Los Humanos y la Magia

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- Con los avances en la ciencia y tecnología, ¿olvidaron los humanos cómo usar la magia?

Draxenath negó con la cabeza. - Los humanos nunca tuvieron ni pizca de magia, eso es parte del castigo impuesto sobre Amaxis. Esa es la razón por la cual los humanos crearon tecnología y medios artificiales para usar la magia, necesitan usar materiales ya infundidos con ella.

- ¡Pero yo he visto a unos pocos humanos usar magia por sí mismos! Por ejemplo, los humanos de piel pálida de Draconia. - Dije. Ella me miró con condescendencia. - Esos no son completamente humanos, descienden de la Casa de Athaldar, como ya sabes.

Evidentemente, ella conocía los detalles a fondo, así que no pude evitar preguntar. - ¿No son completamente humanos? ¡Pero si Athaldar era humano! ¿Cómo obtenieron poder mágico sus descendientes?

- Hay maneras en que las razas mágicas pueden cruzarse, incluso con humanos. También hay casos de humanos cruzándose por la fuerza con las otras razas para tener descendencia con poder mágico, con grados de éxito variados. Volviendo al tema de Athaldar, ciertamente has leído acerca de él, ¿pero sabes algo siquiera acerca de su esposa? 

Traté de pensar, pero de verdad que no sabía nada acerca de ella. Draxenath continuó. - Su nombre era Wallanime Draconia, era una dragonesa que cambiaba su forma con magia, permitiéndole tener hijos con él. De ella proviene el nombre de la ciudad. ¿No hay registros históricos acerca de ella?

- Nada que esté fácilmente a la mano, que yo sepa. - Le respondí. Ella parecía alterada. - Ya veo... la mayoría de las mujeres y dragones importantes han sido borrados de la historia, no me sorprende. Ella era uno de mis sirvientes más fieles, y uno muy sanguinario. Era bien conocida por sus ansias de sangre y carne humanas, ningún otro tipo le satisfacía. Los humanos le temían y la respetaban, las otras razas la adoraban.

- Puedo ver por qué los humanos le temían y la respetaban. - Dije. Draxenath se rió entre dientes. - Ah, no tienes ni idea, acostumbraba comer mujeres humanas, tomar su forma, aparearse con los esposos o parejas de ellas, ¡luego comérselos también! De ahí proviene la mayoría de los Draconianos originales.

Me horroricé tan solo de pensar semejante acto de lascivia homicida. - ¡¿Y Athaldar le permitió salirse con la suya?! - A Draxenath le entretenía mucho. - Cuando recién se conocieron, ella estaba desnuda, revolcándose sobre el charco de sangre de la esposa original de Athaldar, acababa de tomar su forma después de devorarla. Él se puso furioso pues rápidamente entendió lo que pasaba. ¡Juró que la iba a matar, y casi lo hizo! Después de una ardua pelea, Athaldar logró vencerla. Cuando estaba a punto de darle el golpe de gracia, ella suplicó por su vida y prometió ser sumisa con él y darle hijos fuertes y sanos. Él no estaba dispuesto a perdonarle la vida al principio, pero ella me invocó y juró en mi nombre. Eso fue suficiente para él. Se le permitió comer humanos solamente en el campo de batalla, y también se le daba derecho sobre los criminales sentenciados a muerte.

- ¡El valor de Athaldar parecía no tener límites! ¿No tenía miedo de que ella se lo pudiera comer? - Exclamé. Draxenath me dio esa mirada condescendiente de nuevo. - Ella juró en mi nombre, ¡si hubiera roto su juramento yo misma la habría matado! ¡Nunca jures en mi nombre si no piensas cumplir ese juramento! Pero eso no fue todo, con el tiempo creció el amor entre ellos. Cuando abandoné el mundo, ellos se amaban profundamente.

- Entiendo. ¿Qué sucedió con ella después de que Athaldar murió? - Pregunté. - No lo sé, - respondió. - Me fui mucho antes de la muerte de Athaldar. El juramento de Wallanime expiró con dicha muerte, así que si ella aun vivía supongo que guardó luto unos cuantos años y después regresó a sus antiguas costumbres. Dada la longevidad de los dragones, ella podría seguir con vida hoy. Si ese es el caso, me pregunto si me odia por no responder a sus plegarias por tanto tiempo...

- Ella le debe la vida, podría estar esperando su regreso si aun vive. - Dije, no estando seguro si eso la confortaría, pero ese pensamiento sin duda me hizo sentir incómodo. Ella se quedó pensativa por unos minutos.

-- Gracias a Nick Cold por enviar la pregunta. Seguimos abiertos para más preguntas a ser enviadas por los lectores. --

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